Premio Waznei 2018: Menciones Especiales (4)

Ya falta poco para terminar el repaso de los imprescindibles, pero no podía dejar acabar el año sin hablar del…
Mejor Juego de Investigación: Return of the Obra Dinn
Si el Premio Waznei tuviera medalla de plata, se la llevaría
este Return of the Obra Dinn. Tuve que meditar mucho para decidir un ganador
entre Into The Breach y Obra Dinn. Al final me decanté por la rejugabilidad y
el diseño abierto de Subset Games sobre el talento puro de Lucas Pope, que ha
vuelto a sacarse de la manga uno de los juegos más singulares de la década,
igual que hizo en 2012 con Papers, Please.
Además, tampoco lo tuve fácil para decidir qué “mejor qué”
iba a ser en la inevitable mención especial. ¿Mejor indie? Estuve a punto, pero
claro, Into the Breach no deja de ser un indie también. ¿Más original? Quizá lo
merece, pero me quedaría sin nada que ponerle a Cultist Simulator, y estaríamos
en las mismas. ¿Mejor Aventura Gráfica? Habría que entender el género de la
aventura de un manera muy amplia, y tampoco sería justo para Unavowed o The Red
Strings Club
, que son también excelentes aventuras (un poco) más
convencionales.
Al final he decidido inventarme esta categoría de Juego de
Investigación, que no se puede decir que exista en el terreno videojueguil de
por sí. Quizá hay algunos precursores que lo han intentado con más o menos
fortuna, como Her Story (más fortuna) o LA Noire (mucha menos fortuna), pero no
se puede decir que sea un género bien establecido. En cualquier caso, a partir
de ahora Obra Dinn será un referente, y no me importaría ver una legión de
imitadores que no aporten ninguna novedad, siempre que fueran capaces de crear
una historia tan apasionante de descubrir como la de la desdichada tripulación
del Obra Dinn.
En Return of the Obra Dinn somos un empleado de la Compañía
de Seguros de las Indias Orientales encargado de descubrir qué ocurrió a bordo
del buque Obra Dinn, vuelto a puerto misteriosamente lleno de cadáveres tras haber
sido dado por perdido hace años. Para cumplir la misión tendremos la ayuda de
un reloj mágico que nos permite ser testigos del momento de la muerte de cada
cadáver que encontremos en el barco… y hay docenas de ellos.
El juego al que más me remite Return of the Obra Dinn no es
ni siquiera un videojuego, sino el excelente juego de mesa Sherlock Holmes:
Detective Asesor
, acertadamente editado en España por Edge. Igual
que en el caso del Sherlock, en Obra Dinn nadie nos lleva de la mano ni hay una
guía ni un camino fácil a la solución: estamos a solas con nuestra capacidad de
observación y deducción. Pero donde en Sherlock todo depende de la palabra
escrita y de nuestro instinto para saber cuándo podemos enfrentarnos a las
preguntas de resolución del caso, la magia videojueguil de Obra Dinn nos
permite poner vista y oído a trabajar. Los entornos por los que nos movemos
están llenos de información, aunque pocas veces suele resultar evidente por si
misma y es necesario ir recogiendo trocitos aquí y allá para conseguir una
imagen clara. Lo mejor es la sensación de logro: cuando conseguimos averiguar
correctamente el nombre, la profesión y la causa de la muerte de tres personas,
el juego confirma las suposiciones y las marca en el registro. Una manera muy
sencilla de impedir que se puedan acertar de casualidad, pero que genera una
sensación de euforia difícil de justificar racionalmente.
Poco a poco, paso a paso, y con mucho pensar, vamos encontrando el sentido y la explicación a todos los extraños acontecimientos que se fueron sucediendo en el viaje fatídico hacia las Indias. Rostros anónimos y de final incierto acaban siendo como viejos conocidos, y la historia tiene el interés horripilante de los mejores pulp. El único defecto que le puedo encontrar al juego va unido a su naturaleza, y es la absoluta carencia de rejugabilidad. Completarlo me llevó unas 10 horas, que por lo que veo es más o menos la media. Diez horas de absoluto placer, pero una vez resuelto ya no tiene sentido continuar: resuelto el misterio, no hay ninguna razón para volver. Creo que al final este es el único motivo por el que Into the Breach le saca una pequeña ventaja. Return of the Obra Dinn es un juego de una sola partida… pero qué partida.

Premio Waznei 2018: Menciones Especiales (3)

Sigo repasando lo mejor del año 2018 en materia videojueguil. Ahora le toca a…

La Mejor Experiencia Multijugador: Overcooked

El campeón en la categoría de multijugador ha estado muy
reñido, porque ha sido un año de buenas sesiones pachangueras, casi siempre en
multi local, como tiene que ser. Mario Kart 8 siempre es un valor seguro en
estas lides, y buenas tardes con el Keep Talking And Nobody Explodes! hemos
tenido. Otros contendientes como PES18, Invisigun Heroes y Nidhogg 2 aportaron
su cuota de diversión. Party Saboteurs me ha parecido muy original y pone sobre
la mesa algo diferente, pero creo que le falta un mejor acabado. El Smash Bros
tiene el hándicap de haber salido muy recientemente y todavía no he podido
explorarlo en profundidad. Me reservaré el derecho de rescatarlo como candidato
para 2019 si lo estimo oportuno, aunque mis primeras impresiones han sido
francamente negativas. Y por supuesto, he seguido jugando a clasicazos como
Towerfall: Ascension, que quizá se hubieran hecho con esta distinción de haber
empezado a otorgarla antes. Al final, teniendo todo en cuenta, el rey
indiscutible del multi en 2018 ha sido, sin ninguna duda, Overcooked.
Overcooked no funciona solo como un juego de enfrentamiento
entre jugadores, aunque también puede jugarse así con maravillosos resultados:
pocas cosas son tan satisfactorias como robar un plato listo a un rival
despistado y servirlo tú. Pero donde el juego brilla es en la campaña
cooperativa, donde hasta cuatro jugadores tienen que ponerse manos a la obra en
la cocina para sacar los platos que van encargando los clientes, viajando por
el tiempo y entrenando sus habilidades culinarias para estar listos cuando
llegue El Gran Devorador y poder salvar al mundo de la destrucción total. Está
claro que el juego no necesitaba este argumento delirante, pero desde luego es
mucho mejor así.
Los niveles son variados y divertidos, y escalan perfectamente
a dos, a tres o a cuatro jugadores sin perder un ápice de jugabilidad. La
mecánica es muy sencilla y el juego es accesible y fácil de manejar, por lo que
es muy fácil enganchar a cualquiera, sea cual sea la destreza que tenga con el
pad en la mano. Esto es la clave del éxito del juego, ya que consigue  poner la atención del jugador en donde el
juego quiere: no está en cómo hacer las cosas que uno quiere, sino en la
decisión de qué cosa hacer y cuándo, en la coordinación con los otros jugadores.
Además, la curva de dificultad es desafiante y está muy bien ajustada, porque a
pesar de que muchas veces toca repetir los niveles para conseguir las estrellas
necesarias para continuar, no resulta frustrante y los reintentos siempre se
llevan a cabo con ganas.
Este mismo año (bueno, en realidad ya el año pasado) Ghost
Town Games han lanzado Overcooked 2, que según puedo leer por ahí, es básicamente
más de lo mismo. Normalmente sería la típica continuación que no me aporta
nada, pero cuando “lo mismo” es de algo tan genuinamente divertido, seguro que
caerá también antes o después.

Premio Waznei 2018 – Mejor Videojuego: INTO THE BREACH

Aún tengo un par de apuntes y menciones honorarias en el
tintero, pero puesto que estamos a 01/01/19, parece conveniente revelar por
fin, aquí y ahora, cuál ha sido oficialmente y sin lugar a dudas el Premio
Waznei, el… 

MEJOR JUEGO DE 2018: INTO THE BREACH

Con Into the Breach, en Subset Games imparten una clase magistral
en transparencia. Un juego de estrategia tan bien ajustado en sus mecánicas,
con una exposición tan perfecta y pura de la información necesaria, que se transforma
casi en un puzle. En cada turno, sabemos siempre exactamente lo que va a pasar,
lo que convierte cada movimiento en una decisión significativa. Evita el problema
de dispersión, frecuente en algunos otros tipos de estrategia, conteniendo la
partida en una escala muy manejable: aquí jamás pasa como en los Civilization,
que la partida pierde interés hacia el final, ya que nunca duran tanto. Evita
el problema de la aleatoridad, presente en el juego anterior de Subset Games,
FTL, reduciéndola a la mínima expresión y consiguiendo que (al contrario que en
FTL) nunca nos encontremos con una desventaja injusta por el azar del destino.
Todo depende de las decisiones que se tomen, y siempre hay una manera (a menudo
varias) de conseguir el objetivo. Y, finalmente, mantiene una elevadísima
rejugabilidad, de modo que uno sigue teniendo incentivos para volver a jugar una
y otra vez, gracias a los equipos que se van desbloqueando según se consiguen
logros, con un sistema que, una vez más, remite a lecciones bien aprendidas en
FTL.
El único “pero” que le podría poner es que precisamente como
consecuencia del diseño elegante que derrocha, Into The Breach puede resultar
bastante más fácil y corto que otros juegos del estilo, y desde luego mucho más
que FTL. El juego trata de resolver esto proponiendo un nivel de dificultad
mayor y apoyándose en los desbloqueables para animarnos a seguir jugando, y lo
cierto es que aunque lo consigue, el contador de horas jugadas no se acerca ni
por asomo a las que te pueden meter en un cuerpo un FTL o un Civilization, por
seguir con los mismos ejemplos. Lo cual, bien mirado, no tiene por qué ser un
defecto.
Personalmente entiendo que el tema de la duración es una consecuencia
de las decisiones que se tomaron para hacer del juego lo que es: una
experiencia casi perfecta de estrategia táctica y  de sorprendente accesibilidad.
Casi minimalista, el minuto de juego en Into the Breach contiene más jugo del que en otros muchos
juegos se puede exprimir en una hora. Por esto, por su interfaz perfecta, por
su historia inquietante, Into The Breach ha conseguido ser el mejor videojuego
de 2018.