… una cosa curiosa es que dio origen a una novela. Normalmente estas cosas suelen ser al revés; un tipo escribe un libro de éxito y alguien se anima a hacer un videojuego con él. Con las películas también pasaba lo mismo, aunque desde hace unos años venimos viendo la tendencia contraria. Ahora por fin también ocurre con los libros. Ya sé que tampoco es nada nuevo, que algún pobre desafortunado habrá tenido que resignarse a escribir todas esas novelas de Starcraft, pero (creo que) con Shadow Complex es la primera vez que lo hace un autor reputado. Los productores del juego se pusieron en contacto con Orson Scott Card pa que les echara una mano con el marco argumental del juego y se ve que le cogió el gustillo y acabó escribiendo Imperio, novela publicada un par de años antes que el juego. Aficionado como es a las sagas interminables, el bueno de Orson ya ha anunciado una continuación, Imperio Oculto. Yo tenía noticia de todo esto mientras jugaba y el otro día, que me dio por pasar por la Casa del Libro, me encontré la novela en un estante y me la compré.
Yo siempre he considerado a Card como un gran escritor, un narrador brillante, adictivo, sobrecogedor. Imposible hacerlo de otra manera cuando lo conoces con Maestro Cantor, El Juego de Ender y (mi favorita) La Voz de los Muertos. Añádele además que es el tipo que escribió los diálogos de la lucha con espadas del Monkey Island y acabarás convencido de que cualquier conversación que tengan sus personajes será un deleite exquisito. Y lo que es más: tendrás razón.
Lo que ocurre es que el tipo no mantuvo el nivel. Yo soy comprensivo con esas cosas, no se le puede pedir a nadie que esté todo el tiempo al máximo. La saga de Ender baja mucho en El Genocida y luego se mantiene más o menos hasta el remate; para mí está bien, no desmerece. No le pasa lo que a Dune, para entendernos. Sin embargo, con el transcurso de los años he probado a leer más cosas de Card (algunas de las cuales fueron reseñadas aquí en la noche de los tiempos) y lo que transmite es una sensación de dejadez y decadencia asombrosas. Me parece increíble cómo este tío se ha enfangado en los mismos temas, en la misma manera rancia de hacer las cosas, de plantear la narración, en la sobrecarga de moralina y beatitud, en el «ambiente de pedofilia» que siempre parece infectar en mayor o menor medida a sus historias (el protagonista de Imperio no es un niño, gracias a Dios). Nunca antes (me refiero a sus buenas novelas) se le había notado lo militante de sus convicciones religiosas radicales, nunca parecía estar predicando desde las páginas, nunca pareció un homófobo o un facha. Desde hace ya algún tiempo, en cambio, sus ideas ensucian excesivamente sus obras, que además han perdido en frescura, interés y ambición.
«Imperio» es una novela muy entretenida que da buenos ratos de lectura, no se puede negar que Card aún guarda algo de lo que tuvo. Pero también es en cierto modo vulgar, muy superficial y perfectamente olvidable. La historia, que nos habla de un enrevasado complot para colocar en la Casa Blanca a un dictador tras una nueva guerra civil en los USA, sólo es interesante en la medida en que esperas una explicación de lo que se ve venir desde los primeros capítulos, pero esa explicación se queda en los pases de manos de un mago de feria (Card probablemente nos la ponga de cebo para la segunda parte). Los personajes, que siempre fueron un punto fuerte del autor, no están casi trabajados (sólo aparentan estarlo) y antes parecen marionetas que personas. Según veo por ahí, la novela está teniendo más repercusión por lo que plantea su argumento (una conspiración izquierdista para dar un golpe de estado del que tendremos que ser salvados por la buena y vieja derecha) que por lo que es literariamente. A mí no me ha parecido tan radical en ese sentido, pero siempre hay gente susceptible a la que le gusta montar pollos por estas cosas. Leyendo El Juego de Ender o La Voz de los Muertos yo hubiera dicho que el autor era de izquierdas, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, parece ser que hizo campaña por el candidato republicano en las últimas elecciones, y es bien conocida su firme oposición a los matrimonios gays. Parece ser que Card piensa que ser homosexual es pecado y que los homosexuales no pueden ser considerados miembros dignos de la sociedad.
La gran broma viene cuando uno se entera de que hubo un intento de boicot a Shadow Complex por el mero hecho de que Card estaba implicado tangencialmente en el proyecto. Me pregunto si también habrán planteado un boicot comercial a la ciudad de Greensboro, que es donde vive el tipo. Me pregunto cuántos de esos defensores de la moralidad hablarán del Monkey Island como un juegazo o se habrán comprado el reciente remake. Me pregunto si el mundo no se habrá vuelto loco y si realmente no necesitaremos un emperador dictatorial que imponga la cordura por la fuerza. Me presentaría voluntario, pero en días como hoy me temo que acabaría por exterminar a la mayor parte de la raza humana.